Tras la suspensión forzosa, de todas las actividades parroquiales y, por primera vez en la historia de nuestro país, incluso de la misa, el pueblo de los fieles va volviendo poco a poco a la normalidad.
Una normalidad sufrida, porque lo sucedido ha conmocionado profundamente a todos y especialmente a quienes, por el COVID, han sufrido la pérdida de un ser querido, y de la forma más cruel e inhumana. La pandemia que ha azotado al mundo nos ha obligado a cada uno de nosotros a comprometernos con una serie de restricciones hasta hace poco inconcebibles, al menos para un país como el nuestro, acostumbrado desde hace mucho tiempo a disfrutar de una libertad casi desenfrenada. Si por un lado nos gusta pensar que el encierro forzoso en el hogar ha tenido el efecto de reforzar los lazos familiares, haciéndonos recordar lo importante y precioso que es tener cerca a nuestros seres queridos, los niños y los ancianos en primer lugar, por otro lado, somos conscientes de cómo este estado de cosas podría haber exacerbado situaciones de malestar y soledad que ya eran pesadas antes.
Ahora estamos empezando a vivir de nuevo, con una serie de cambios destinados a permanecer vigentes durante mucho tiempo. La vida de quienes asisten a la iglesia está volviendo lentamente a la normalidad, pero han aparecido nuevos objetos que están destinados a convertirse en parte integral no solamente de nuestros gestos diarios, sino incluso de los rituales eucarísticos.
¿El propósito de todo esto? Evitar que suceda de nuevo.
Protegernos a nosotros mismos y a los demás, ya que no hemos podido proteger a todos los que han perdido la vida a causa de este flagelo. Somos más fuertes ahora, más conscientes de los riesgos y precauciones necesarias para evitar correrlos. Llevar una mascarilla, mantener el distanciamiento social, utilizar a menudo dispensadores para lavarse las manos, son actos de responsabilidad civil pero, sobre todo para los cristianos, también actos de amor.
Cuanto más te alejas, más muestras que estás cerca. Renunciar a todo para no perder más nada, nadie.
Volvamos, pues, a la iglesia, y el olor a desinfectante parece tapar por completo el del incienso, de las flores que adornan los altares. Se ingresa con acceso limitado, manteniendo una distancia de un metro entre una persona y otra, con mascarilla y guantes. Pero se ingresa, y aunque ya no podamos intercambiar el signo de la paz, aunque el sacerdote nos hable a través de la tela de su mascarilla, del mismo color que la sotana, el consuelo que obtenemos de poder estar todavía juntos en la casa del Señor es inmenso.
Nos unimos en un abrazo que involucra también a los que no han logrado vencer a esta enfermedad, a los que ya no están aquí con nosotros, y quizás esas sillas vacías colocadas para asegurar el distanciamiento son precisamente para ellos, para los que nos han dejado, pero permanecen en nuestras oraciones, en nuestros corazones, siempre.
En cuanto a las reglas que rigen la celebración de la misa, no se permite la presencia de un coro, sino solamente de una voz individual o un instrumento. Además, ya no se distribuirán cancioneros u otro material impreso.
Durante el ofertorio, nadie pasará entre los bancos para recoger las ofrendas, que se pueden dejar durante la salida y serán recogidas por un oficial de seguridad. Cáliz, patena y copones se cubrirán con tapas de plexiglás durante la oración eucarística.
El celebrante y los demás ministros se desinfectarán las manos antes de la distribución de la comunión.
Pero ¿cuáles son los equipos de protección individual contra el contagio necesarios para asistir con seguridad a la iglesia y la Santa Misa? El acrónimo que los define es EPI (Equipos de Protección Individual) y hay muchos tipos, todos con una función específica. A estos se suman los equipos de seguridad instalados en el interior de los lugares de culto: paneles y barreras en plexiglás anti-aliento, pinzas para la distribución de partículas, dispensadores de pared para gel higienizante, copones con tapas de plexiglás.
Copones con tapa giratoria
El copón es un recipiente sagrado en el que se colocan las hostias consagradas para distribuirlas a los fieles.
Para el verano y las celebraciones al aire libre, que aportan una mayor libertad en la gestión de los espacios durante las misas, hemos pensado en copones con tapa giratoria de plexiglás, útiles para evitar cualquier contaminación por agentes externos como el viento o el polvo.
De hecho, la tapa está formada por dos medias lunas de plexiglás, una de ellas fija y la otra móvil. El sacerdote puede tomar la hostia sin levantar la tapa cada vez, simplemente girando la media luna giratoria y luego cerrar el copón con un simple gesto.
Durante la distribución de las hostias consagradas, las pinzas se convierten en una herramienta indispensable para el ministro, para evitar el riesgo de contagio. Las pinzas de Holyart realizadas en Italia son ligeras, fáciles de manejar y no rompen la hostia.
No debemos pensar que el uso de esta herramienta pueda contaminar el carácter sagrado de la ceremonia eucarística.
De hecho, es precisamente adquiriendo comportamientos virtuosos, que nos preservan a nosotros y a los demás del contagio, que demostramos nuestro compromiso y nuestra fe de una manera aún más eficaz.
Las bolsas para ofrendaspueden resultar una herramienta útil además de la caja o canasta de ofrendas que, a menudo colocadas al final de la nave, no son fácilmente identificables.
En nuestro sitio web hay bolsas de diferentes tipos que varían en la elección de los materiales utilizados y en el tamaño. Cada una de las bolsas está equipada con un orificio en el extremo del mango donde se puede insertar un bastón que aumenta su longitud según las necesidades.
Bolsa para ofrendas en piel sintética con asa de metal.
Anti-aliento
Las barreras anti-aliento de plexiglás son dispositivos anti-contagio muy valiosos. De hecho, permiten que tanto sacerdotes como fieles estén protegidos del contagio durante las actividades de culto, haciendo que los espacios comunes sean seguros para todos.
Las láminas divisorias de plexiglás permiten proteger los ambientes con total seguridad, son versátiles, autoportantes y fáciles de montar por cualquier persona. Los paneles anti-aliento de plexiglás son útiles durante las confesiones, los coloquios individuales, pero también se pueden utilizar en las secretarías parroquiales, como protección del contacto con el público.
Los pies de estos paneles pueden ser de madera, plexiglás o material Krion, innovadora tecnología antibacteriana. También hay paneles anti-aliento con ventana para poder pasar documentos, hojas, etc.
Los paneles anti-aliento de plexiglás son fáciles de limpiar, ya sea con soluciones de alcohol puro o al 70%, robustos y resistentes a los impactos.
Columnas Dispensador con estante para gel higienizante y estante para guantes
Estos equipos son fundamentales para permitir el acceso de los fieles a la Iglesia. De hecho, es necesario que puedan higienizar y desinfectar perfectamente sus manos para protegerse a sí mismos y a los demás de un posible contagio.
Existen diferentes tipos de columnas-dispensadores. En todos los casos NO ESTÁ INCLUIDO EL GEL HIGIENIZANTE
De hierro
Es una columna autoportante de 4,3 kg de peso, lo que la hace estable en el suelo, incluso en caso de pequeños golpes. Está pintada con un material especial para poder resistir incluso en ambientes exteriores.
Se compone de 2 partes y es muy fácil de montar: basta con encajar la parte superior en la inferior. En la parte superior hay un orificio cuadrado de 11,5 x 11,5 cm dónde insertar el bote de gel para que permanezca estable.
Más abajo se encuentra un cómodo estante para guantes de 15,5 cm de profundidad y 21 cm de ancho.
Dispensador para desinfectante para manos y guantes
De forex y plexiglás:
El dispensador de forex es más ligero que la columna de hierro, pero sigue siendo muy resistente. El material con el que está construido es de hecho FOREX pvc expandido, muy innovador y apto para uso en exteriores.
No hay riesgo de que se deteriore con el mal tiempo. Este tipo de columna también está equipada con una cesta para tirar los guantes.
Lista para ser utilizada e indispensable en los lugares públicos
Porta-dosificador de pared hecho de plexiglás satinado
Si prefieres una solución menos voluminosa, puedes optar por el porta-dosificador de pared, que es fácil de montar y está inmediatamente listo para su uso. Viene completo con tornillos, y el tamaño y la facilidad de instalación pueden resultar ideales si deseas colocar botes de gel higienizante en múltiples zonas de un área determinada.
El orificio para el bote de gel higienizante tiene un diámetro de 10 cm y la distancia entre la base y el orificio es de 10 cm.
Dispensador de pared de plexiglás para gel higienizante
Mascarillas
Las mascarillas para limitar el contagio pueden ser de diferentes tipos. Es importante elegir una reglamentaria. Te ofrecemos dos versiones diferentes, la primera hecha con un tejido liso y la segunda con un tejido damasco más rico y elaborado. Ambas versiones están disponibles en los cuatro colores litúrgicos para que puedan combinarse fácilmente con la casulla o la estola del sacerdote.
Realizadas 100% con fibra de bambú en el interior y tejido 100% poliéster en el exterior, las mascarillas de Holyart tienen las siguientes características:
frescos y transpirables
suaves al tacto
antialérgicas
cómodas y livianas.
El modelo cubre bien la boca y la nariz, lo que te permite hablar libremente sin temor a que se mueva. Las mascarillas se pueden lavar a mano en agua fría con desinfectante.
La mascarilla filtrante es conforme al art. 16 apartado 2 D.L.n 18/2020.
La limpieza y la higiene se han vuelto más fundamentales que nunca, tanto en los lugares de culto como en nuestros hogares. Para no correr el riesgo de quedarte sin el producto adecuado, te ofrecemos un tanque de 5 litros de detergente Pro Formula Lysoform frescura alpina, Instrumental Médico y Quirúrgico, ideal para una limpieza profunda y una higiene segura. Este producto no daña las superficies y no daña los metales. Además, sólo se necesita un poco, es activo incluso con dosis bajas.
Para limpiar superficies pequeñas la solución ideal podría ser el Desinfectante desengrasante Espray Alcor. Es un detergente eficaz pero no agresivo, por este motivo es adecuado para la limpieza de todas las superficies, equipos y muebles, utilizable tanto en entornos privados como públicos. Además de su acción bactericida, fungicida y viricida, Alcor también elimina el sucio más tenaz. No hace falta enjuagar: una vez que se rocía el producto, esperar 5 minutos, luego limpiar con un paño desechable. El espray es un Instrumental Médico y Quirúrgico Reg. N. 19761 del Ministerio de Salud.
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