El papel del obispo en la Iglesia Católica

El papel del obispo en la Iglesia Católica

El papel del obispo en la Iglesia Católica

La tarea de un Obispo es, ante todo, anunciar el Evangelio. La figura del Obispo deriva en todos los sentidos de los apóstoles, los compañeros de Jesús, los que vivieron a su lado el poco tiempo de su vida mortal, y que recibieron de él la tarea de predicar la Palabra y testificar Su mensaje en el mundo.

Por lo tanto, los Obispos son investidos por Cristo en persona de la tarea de guiar al pueblo de Dios. El Concilio Vaticano II afirma que con la consagración episcopal se alcanza la plenitud del sacramento del orden, es decir el vértice del sacerdocio, y con ella la misión de santificar, enseñar y gobernar. Por esta razón, a cada Obispo se le confía simbólicamente un área pastoral bajo su responsabilidad. De ese territorio, el Obispo será regente y pastor.

Los Obispos reciben su mandato mediante la imposición de manos y, con esa, el oficio de santificar, enseñar y gobernar al pueblo de Dios. Entre estos deberes, la enseñanza es fundamental. Refiriéndose a los apóstoles, sus predecesores, los Obispos de hecho deben anunciar la Palabra de Dios, difundir el mensaje del Evangelio y ayudar a los hombres a alcanzar una Fe plena, consciente y fuerte.

La figura del obispo se compone de una serie de artículos episcopales, muebles sagrados y símbolos que expresan los deberes y tareas de los que están investidos: la mitra, el tocado característico del Obispo; el anillo del obispo llevado al dedo anular derecho en forma de obediencia y servicio a la Iglesia; el báculo pastoral con asta, apuntado en la parte inferior para aguijonear a los perezosos, recto en el medio para dirigir y sostener los débiles, curvo en la parte superior para reunir a los perdidos, según San Ambrosio; las cruces episcopales.

Las celebraciones particularmente solemnes y las ocasiones especiales requieren equipo adicional, como cruces pectorales para obispos. El obispo también tiene la función de santificar a los hombres a través de la celebración de los sacramentos, distribuyendo y dispensando la Gracia.