Mayo, el mes del amor, siempre ha estado dedicado a la Virgen María. Descubramos cómo rezar para obtener una gracia en este mes tan especial.
Mayo siempre ha sido un mes estrechamente vinculado a la simbología del renacimiento y el ciclo de la vida.
Este año, más que nunca, nos parece importante recordar cómo pedir la gracia en este mayo que no será como ningún otro que hayamos vivido. Sin embargo, a pesar de los miedos y las preocupaciones, a pesar del dolor por los que se han ido y de la ansiedad constante por los que están enfermos o pueden enfermarse, no podemos detener el avance de esta primavera exuberante y cálida. El sol sigue brillando, a pesar de todo, y la naturaleza despierta estallando, una vez más. La vida continúa, en su perpetua renovación, y una vez más mayo nos trae la esperanza, el deseo de seguir adelante.
Esta dimensión de renovación del mes de mayo hunde sus raíces en cultos muy anteriores al Cristianismo. Como ya mencionamos en un artículo anterior, dedicado a cómo celebrar a la Virgen en el mes mariano, los cultos paganos dedicados a antiguas deidades griegas y romanas que simbolizaban de hecho el regreso a la vida y la fecundidad, se transformaron a lo largo de los siglos en formas de devoción popular dirigidas a la Virgen.
Mayo mes de la Virgen María: cómo celebrar el mes mariano
Mayo es el mes consagrado a la Virgen María. Oraciones especiales, devociones y el Día de la Madre que, no por casualidad, se celebra el primer domingo de mayo.
Así ocurrió con los ritos dirigidos a Perséfone, Proserpina para los romanos, raptada por Hades, señor del Inframundo, y obligada a vivir con él durante la estación invernal, para luego regresar a la Tierra trayendo consigo la primavera. O Maya, madre de Hermes, una de las Pléyades, diosa de la fertilidad y del despertar de la naturaleza en primavera, de cuyo nombre deriva precisamente ‘Mayo’.
Mayo es el mes del renacimiento, por tanto, de renovación, pero también el mes del amor. Antiguamente, se colgaban coronas de rosas en la puerta de la doncella amada para declarar el propio amor. Con el tiempo, esta costumbre romántica se transformó en una forma de amor más elevada y espiritual, y las guirnaldas de rosas pasaron a adornar las estatuas de la Virgen en el mes de Mayo. De esta costumbre deriva también la práctica del Rosario.
Hablando del Rosario, y puesto que en este artículo queremos centrarnos en particular en cómo rezar para obtener una gracia en el mes mariano, nuestro pensamiento no puede dejar de dirigirse a la devoción a la Virgen Desatanudos. Se trata de una forma particular de devoción con la que uno se dirige a María en momentos particularmente difíciles, para resolver un problema o encontrar consuelo en una situación especialmente gravosa. Los nudos son esos bloqueos de distinta naturaleza que nos impiden vivir serenamente y acoger a Dios en nuestra existencia.
Pueden ser formas de enfermedad física o mental, adicciones graves a drogas, alcohol, medicamentos, pero también convivir con personas enfermas o discapacitadas, o incluso personas problemáticas y que necesitan cuidados especiales. María que desata los nudos es representada, de hecho, intentando desatar con sus dedos los nudos de una cuerda, y esta imagen simbólica está cargada de un profundo significado espiritual cuando nos dirigimos a ella en busca de ayuda. Como en muchas otras representaciones de la Virgen, lo que encontramos en ella es un punto de referencia ideal y perfecto para encontrar consuelo y ayuda. María, Madre de todas las madres, nos guía y acompaña en los caminos más tortuosos y difíciles, está a nuestro lado para afrontar las pruebas más arduas.
Oración a la Virgen para obtener una gracia
Empezamos hablando del Rosario, porque hay una Novena en particular dedicada a la Virgen que desata los nudos. Debe recitarse durante nueve días consecutivos como preludio o coda del Santo Rosario, con el alma predispuesta a la oración, dirigiéndose a María con la “Súplica a María que desata los nudos”. Alternativamente, la súplica puede recitarse al final del Rosario.
La Novena a María que desata los nudos
La Novena es una forma devocional cristiana que se practica generalmente en vista de un evento religioso o una festividad particularmente importante
Esta Novena en particular y, en general, la devoción a la Virgen que Desata Nudos, es muy apreciada por el Papa Francisco. Desde que en 1998 fue escrita la primera Novena a María que Desata los Nudos por el sacerdote argentino Juan Ramón Celeiro, el entonces Cardenal Bergoglio la apoyó y recomendó su difusión.
Sin embargo, el Papa Francisco también propuso su propia oración a la Virgen que desata los nudos para rezarla en el mes mariano y obtener una gracia.
Virgen María, Madre del Bello Amor, Madre que nunca ha abandonado a uno de sus hijos que implora por tu ayuda,
Madre cuyas manos trabajan sin tregua por sus hijos tanto amados,
porque son empujadas del amor Divino, y de la infinita misericordia que sale de tu corazón.
Vuelve hacia mí tu mirada llena de compasión.
Mira el cúmulo de “nudos” en mi vida.
Conoces mi desesperación y mi dolor.
Sabes cuánto me paralizan estos nudos María, Madre encargada de Dios,
de desatar los “nudos” de la vida de sus hijos, pongo nuevamente la cinta de mi vida en tus manos.
Vuelve hacia mí tu mirada llena de compasión.
Mira el cúmulo de “nudos” en mi vida.
Conoces mi desesperación y mi dolor.
Sabes cuánto me paralizan estos nudos María, Madre encargada de Dios,
de desatar los “nudos” de la vida de sus hijos, pongo nuevamente la cinta de mi vida en tus manos.
En tus divinas manos no hay “nudo” que no pueda ser desatado.
Madre Omnipotente, con la gracia y Tu poder de intercesión con tu hijo Jesús,
mi salvador, recibe hoy este “nudo” (nombrarlo si es posible)
por la Gloria de Dios te pido desatarlo, y desatarlo para siempre.
Espero en ti.
Eres el único consuelo que Dios me ha dado.
Eres la fortaleza de mis fuerzas precarias, la riqueza de mis miserias,
la liberación de todo lo que me impide de estar con Cristo.
Acoge mi llamada.
Presérvame, guíame, protégeme,
se mi refugio.
María que desata los nudos, ruega por mí
Este año, el Papa Francisco también ha escrito una carta dirigida a todos los fieles con motivo del mes mariano. Su invitación es que recemos todos juntos, que recemos el Rosario en la iglesia, pero también en casa, con la propia familia. Es bonito recuperar la tradición del Rosario en mayo, rezado en casa, con los seres queridos, como se hacía antaño, redescubriendo esa dimensión familiar que en los últimos años nos hemos visto obligados a revalorizar incluso en la fe y la oración.
Además de la Novena a la Virgen que desata los nudos o la oración del Papa Francisco, ¿qué más podemos hacer? ¿Cómo rezar para obtener la gracia en el mes mariano y, en general, en estos momentos difíciles?
Las florecillas han sido siempre un instrumento íntimo y poderoso de la devoción popular. Son pequeños sacrificios, un compromiso, una promesa, la privación de algo que nos gusta, ofrecidos a Jesús o a la Virgen como cuando se regala una flor.
Otra forma de devoción popular que siempre ha estado muy difundida, sobre todo en tiempos difíciles, son los exvoto. Se trata de un objeto donado a Dios, a la Virgen María, a un Santo, por alguien que ha recibido una gracia. Signos tangibles del amor de Dios, así como manifestaciones de alegría, alivio y esperanza, los exvotos tienen su origen en los obsequios que se hacían a los dioses en las religiones antiguas para agradecerles y mostrarles gratitud por un gesto de benevolencia. El Cristianismo ha hecho suya esta tradición y, con el tiempo, los exvotos, además de ser una manifestación de arte popular, se han convertido en muchos casos en obras de arte y objetos de colección, al mismo nivel que el mobiliario sagrado y las representaciones sagradas. De hecho, aunque cualquier objeto puede convertirse en un exvoto, suele tratarse de un objeto que tuvo parte activa en la consecución de la gracia, o de algo que la representa.
Así pues, hay muletas, herramientas de trabajo, ropa, ramos de novia, pero también obras de arte u objetos destinados al culto, como una cruz, un cáliz, una lámpara. Se definen como objetuales los exvotos que representan partes anatómicas, a menudo realizados en forma de joyas y dijes.