Aunque la religión cristiana es una de las religiones monoteístas más extendidas en el mundo, sería un error hablar de una única expresión religiosa y espiritual. En efecto, a pesar de que su corazón y su núcleo siguen siendo la vida y la experiencia humana y divina de Jesucristo, podemos identificar en su seno distintas profesiones de fe, que difieren en aspectos a menudo fundamentales de la doctrina, las tradiciones, los Sacramentos. Así, tenemos cristianos católicos, cristianos protestantes y cristianos ortodoxos, y en particular sobre la diferencia entre ortodoxos y católicos queremos centrar nuestra atención en este artículo.
El Cristianismo Ortodoxo cuenta con un número de fieles bautizados no muy inferior al del Cristianismo Católico, ocupando el segundo lugar en el mundo como Iglesia Cristiana. Nació oficialmente con el Cisma de Oriente de 1504 d.C., pero en realidad la fecha es sólo indicativa. Hubo muchos hechos históricos y ocasiones de discusión que condujeron a esta escisión, desde el Saqueo de Constantinopla por los Venecianos contra los Bizantinos en 1204, hasta el rechazo del Concilio de Florencia, que habría servido, entre otras cosas, para sanar las divisiones entre las Iglesias latina y ortodoxa, en 1484, y al que el Patriarca de Constantinopla Simeón I respondió convocando un Sínodo de obispos ortodoxos. En cualquier caso, es significativo que para la historiografía occidental se hable del Cisma de Oriente, mientras que los ortodoxos se remiten al Cisma de los Latinos.
Uno de los puntos fundamentales que llevaron a esta ruptura fue que la Iglesia católica occidental reivindicaba la primacía del Papa, Obispo de Roma y sucesor del Apóstol Pedro, invistiéndolo de un verdadero poder jurisdiccional también sobre los demás centros de la cristiandad de la época, la llamada pentarquía, formada por Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén, las cinco sedes episcopales más importantes del mundo romano. Las demás ciudades de la pentarquía estaban dispuestas a aceptar esa autoridad superior de Roma únicamente sobre los cristianos de Occidente. Por supuesto, había otras cuestiones en las que los cristianos de Oriente y Occidente no estaban de acuerdo, y algunas de ellas siguen siendo perceptibles hoy en día en las diferencias entre la iglesia católica y ortodoxa.
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Ya el Concilio de Calcedonia en el 451 d.C. había hecho aflorar las diferencias y determinado las primeras separaciones entre algunas iglesias orientales, pero también la tendencia de la iglesia de Occidente a centralizar el poder en manos del Papa, en perjuicio de los patriarcas orientales. En aquella ocasión, el Patriarca de Constantinopla intentó a su vez reivindicar un papel de superioridad sobre los demás patriarcas, presentándose como «patriarca ecuménico», y esto no agradó al Obispo de Roma.
Pero ¿cuáles son las principales diferencias entre el catolicismo y la ortodoxia? En primer lugar, los cristianos ortodoxos no reconocen una autoridad religiosa única. Los distintos obispos gobiernan su propia Iglesia a través de sínodos locales, sin tener que rendir cuentas a un único jefe comparable al Papa católico. El patriarca ecuménico de Constantinopla es considerado primus inter pares (“primero entre iguales”), pero su figura y su papel son más bien de representación de la profesión religiosa.
Los cristianos ortodoxos consideran a los obispos sucesores directos de los Apóstoles y, como tales, investidos del mandato querido por el propio Cristo cuando creó la Iglesia. Por tanto, se remiten a la Iglesia primitiva y a la fe cristiana originaria, basada en la sagrada tradición: las Sagradas Escrituras, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, los principios dogmáticos elaborados en los siete concilios ecuménicos históricos.
Los cristianos ortodoxos consideran válidos los Siete Sacramentos, muestran devoción hacia la Virgen MaríaTheotokos, Madre de Dios, y también veneran a los Santos.
En cuanto al Pecado Original, que ellos llaman Pecado Ancestral, no lo consideran: los hombres nacen puros, no contaminados por la culpa de Adán y Eva pero, por su propia naturaleza, genéticamente predispuestos a pecar.
El dogma de la Inmaculada Concepción para católicos y ortodoxos
Una diferencia entre ortodoxos y católicos se refiere al dogma de la Inmaculada Concepción. Los cristianos ortodoxos y católicos tienen en gran consideración la figura de María, Madre de Jesús, a la que los ortodoxos llaman Theotokos, Madre de Dios. Pero los católicos sostienen que, aunque nacida de un hombre y una mujer corrientes, Joaquín y Ana, la Virgen María fue concebida libre del Pecado Original, ya que estaba destinada a llevar en su seno a Jesucristo. Para los ortodoxos, en cambio, María fue concebida con el Pecado Original, y fue purificada en el mismo instante en que Jesús fue puesto en su seno. Además, los ortodoxos no reconocen el dogma de la Asunción de María.
Los ortodoxos y el Papa
En cuanto a la figura del Papa, ya hemos visto cómo en la base de la diferencia entre ortodoxos y católicos desde la noche de los tiempos está precisamente el rechazo por parte de los primeros a reconocer la autoridad del Sumo Pontífice y de cualquier autoridad religiosa superior a los Obispos, herederos y sucesores de los Apóstoles. Por otro lado, sabemos que para los católicos, el Papa es el único descendiente de Pedro, cabeza de los apóstoles y representante de Cristo en la tierra, elegido por el propio Jesús como guía de Su Iglesia.
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El Purgatorio para los ortodoxos
Los católicos occidentales consideran el Purgatorio como un lugar intermedio entre el Cielo y el Infierno, donde los hombres que han pecado pueden expiar al menos en parte sus penas para purificarse y ascender al Cielo. Para los ortodoxos, en cambio, que también animan a rezar por el sufragio de los difuntos, el sacrificio de Jesús fue suficiente para salvar a todos los hombres, o al menos a aquellos dispuestos a vivir según las leyes de Dios. Sin embargo, cuando el cuerpo muere, el alma debe emprender un viaje a través de las estrellas, durante el cual debe detenerse en diversas estaciones, las telonia, donde los espíritus malignos la interrogan y le exigen el pago de un arancel por actos cometidos, reales o presuntos. En este viaje, además, el alma virtuosa cuenta con la ayuda y el apoyo de los ángeles. Cuanto más una persona haya amado a Dios y vivido una vida santa, más fácil le resultará superar las pruebas y llegar al Paraíso.
Tanto los cristianos ortodoxos como los católicos practican el bautismo, los primeros por inmersión, sumergiendo al bautizado completamente en el agua santificada para hacerle renacer a una nueva vida, los segundos por infusión, es decir, el sacerdote vierte el agua santificada sobre la cabeza del bautizado. Los ortodoxos utilizan el término griego baptisma, que significa «inmersión», y su rito prevé tres inmersiones completas. Para la Iglesia ortodoxa, el bautismo es el momento en que una persona nace en Cristo y recibe un nuevo nombre, exclusivamente el de un santo.
La iglesia cristiana ortodoxa sigue estando muy extendida hoy en día, sobre todo en el sureste y este de Europa, y en las naciones pertenecientes a la antigua Unión Soviética. Rusia tiene su propia iglesia ortodoxa autocéfala, que depende del Patriarca de Moscú y de todas las Rusias. En el pasado, esta iglesia ortodoxa también estaba vinculada a los demás patriarcados, el ecuménico de Constantinopla, el greco-ortodoxo de Alejandría, el de Antioquía y el de Jerusalén. Pero la Iglesia ortodoxa rusa siempre ha mantenido un fuerte vínculo con el poder secular. Sobre todo tras el fin de la Unión Soviética, Rusia confió precisamente a su Iglesia la custodia de las antiguas tradiciones, de los vestigios imperiales, y la ortodoxia moscovita pasó a formar parte del proyecto cultural y político del “Mundo Ruso”. Hoy, Kirill, Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, ha quedado en el punto de mira de las sanciones de la UE por haber bendecido la guerra de Putin contra Ucrania.
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