El Santuario de San Gerardo Mayela, el santo protector de las madres y los niños

Con motivo de la fiesta de su memoria litúrgica, el 16 de octubre, descubrimos el Santuario de San Gerardo Mayela, santo protector de las madres y de los niños

El 16 de octubre se celebra la memoria de San Gerardo Mayela, El padre de los pobres, El Apóstol del Valle del Sele, como lo llaman sus devotos, un religioso que vivió en el siglo XVIII y es reconocido como el protector de las parturientas, las madres y los niños gracias a sus milagros. Por este motivo, el Santuario de San Gerardo Mayela, situado en Materdomini, en la provincia de Avellino, es visitado todavía hoy por miles de peregrinos y, en particular, por jóvenes madres, parturientas y puérperas, que dejan sus regalos en la Sala de los lazos, enteramente cubierta de lazos rosas y azules, para agradecer al Santo su protección.

San Gerardo Mayela pertenecía a la Congregación del Santísimo Redentor fundada por San Alfonso María de Ligorio, por lo tanto era un religioso redentorista. Tomó los votos en contra de la voluntad de su familia, preocupada por su precaria salud. Famoso por haberse escapado de casa colgándose por la ventana con una sábana para unirse a los redentoristas, dejando a su madre una nota en la que escribía: «Madre, perdóname, voy a hacerme santo». De carácter alegre y amable, vivió una corta vida caracterizada por la humildad, la oración y la penitencia, y murió con sólo 29 años de tisis, pero ya famoso por los milagros que había realizado.

Historia del Santuario de San Gerardo Mayela

El Santuario se eleva en un lugar de culto que ya era famoso mucho antes de que se dedicara a San Gerardo. Desde la Edad Media había sido escenario de apariciones marianas, ya que en dos ocasiones la Virgen se mostró a los pastores a través de las ramas de un saúco. Inicialmente, sólo se había erigido una pequeña capilla, luego sustituida por una iglesia, para permitir a los peregrinos, cada vez más numerosos, manifestar su propia devoción. Declarada basílica menor, la iglesia fue dedicada a Nuestra Señora conocida aquí por la advocación mariana Mater Domini.

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En 1748, a instancias de San Alfonso María de Ligorio, se construyó junto a la iglesia un Colegio de Padres Redentoristas, donde el 16 de octubre de 1755 murió San Gerardo Mayela. La tumba del santo se colocó en la iglesia de Mater Domini, y las peregrinaciones aumentaron cada vez más, hasta el punto de que en 1974 hubo que construir otra iglesia junto a la anterior, la Iglesia del Redentor, de más de 46 metros de altura. Alrededor del Santuario de San Gerardo Mayela se construyeron otros edificios para acoger a los peregrinos y darles espacio para la oración.

También hay un pequeño museo, el Museo Gerardino, de sólo dos salas, en el que se conservan pinturas que narran la historia de San Gerardo y numerosos exvotos traídos por sus devotos. Además, alberga una reconstrucción de la celda en la que vivió el Santo. En la pequeña habitación se encuentran un gran crucifijo, una cama pequeña, los restos de un clavicémbalo y un escritorio sobre el que se eleva una calavera, un elemento que todo misionero redentorista debía tener en su habitación, como recordatorio de la temporalidad de la vida. En la calavera está la inscripción Recuerda siempre, mientras que en la puerta de la celda San Gerardo tenía un cartel escrito en letras mayúsculas: «Aquí se hace la voluntad de Dios, como Dios quiere y hasta cuando Él quiera».

El Santo protector de los niños

San Gerardo es reconocido como protector de las parturientas, las madres y los niños, y es invocado por las parturientas en el momento del parto. Muchos son los milagros que se le atribuyen en relación con las madres y los niños. En particular, una leyenda cuenta que el Santo, huésped de una familia de Oliveto Citra, fingió olvidar su pañuelo en su casa. Una de las chicas de la casa se lo trajo, pero el Santo quiso que se lo quedara porque algún día ella lo iba a necesitar. Muchos años después, en el momento del parto, la niña convertida en mujer se debatía entre la vida y la muerte, y quiso que le pusieran el pañuelo sobre el vientre. Así pasó el dolor y ella y su bebé se salvaron.

En el Santuario de San Gerardo Mayela, la Sala de los Lazos recuerda el amor del Santo por los niños y las madres, con innumerables lazos rosas y azules, moños, fotografías, donados por los padres a lo largo de los años.