El 22 de octubre se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, convirtiendo el mes de octubre en el mes misionero por excelencia.
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La Jornada Mundial de las Misiones celebra la actividad misionera de la Iglesia universal y promueve el soporte de proyectos de solidaridad y apoyo en todo el mundo. El motor de este acontecimiento es, por tanto, la solidaridad, en todas sus formas y declinaciones, e implica en las iniciativas a los catequistas, a los seminarios que forman a nuevos sacerdotes especialmente en las zonas de mayor pobreza y degradación, a las organizaciones que prestan ayuda y socorro sanitario y humanitario a los niños y a los más necesitados.
Esta jornada no hace más que reconfirmar a octubre como mes misionero. La conciencia misionera de la Iglesia tiene raíces profundas. Pensamos en San Pablo de Tarso, que fue el más importante misionero del Evangelio de Jesús entre los paganos griegos y romanos, pero también en muchos otros que se convirtieron en portadores de la palabra de Dios hacia poblaciones lejanas y a menudo hostiles.
A lo largo de los siglos, muchas iniciativas humanitarias, sanitarias y económicas han sido promovidas y organizadas por misioneros religiosos y laicos para aportar una contribución significativa a las zonas menos afortunadas del mundo. Ya hemos hablado de algunas de ellas en el pasado, como la Operación Mato Grosso, que se ocupa de la educación de los jóvenes mediante el servicio y la misión en distintas partes del mundo.
Desde los años sesenta, lo que era un anhelo ocasional que se materializaba en intervenciones episódicas y sin reglas precisas, se ha coordinado y definido según criterios codificados y una amplia red organizativa. En este contexto de reevaluación y reorganización de la obra misionera se sitúa la petición de la Obra para la Propagación de la fe italiana para la proclamación de la Jornada Mundial de las Misiones.
Qué es la Jornada Mundial de las Misiones
La Jornada Mundial de las Misiones fue proclamada en 1926 por el Papa Pío XI. Fuertemente deseada por la Obra de la Propagación de la Fe, es una celebración dedicada a la solidaridad misionera e implica a toda la Iglesia como instrumento de caridad en el mundo. Desde 1963, cada Jornada Mundial de las Misiones está definida por un mensaje pontificio que proclama sus intenciones y anticipa los temas fundamentales que la protagonizarán.
Se celebra cada año el penúltimo domingo de octubre, por lo que este año cae el 22 de octubre.
Pero antes de llegar a la Jornada Mundial de las Misiones, que es la culminación del octubre misionero, hay un camino de espiritualidad dividido en cinco semanas, cada una dedicada a un tema específico de reflexión. Por ejemplo, veamos el del 2021:
- 3 de octubre – Primer domingo de octubre misionero: HERMANOS, por una fraternidad universal en Cristo;
- 10 de octubre – Segunda semana de octubre misionero: LIBRES, salir de nosotros mismos para ser libres de darnos;
- 17 de octubre – Tercera semana de octubre misionero: SERVIDORES, al servicio de los unos a los otros;
- 24 de octubre – Cuarta semana de octubre misionero y Jornada Mundial de las Misiones: SOLIDIARIOS, atentos al grito del pobre en la solidariedad;
- 31 de octubre – Quinta semana de octubre misionero: AMOROSOS, enviados para ser testigos y profetas del amor.
Cuál es el tema de este año
Este año se celebra la 97ª Jornada Mundial de las Misiones y el tema será Corazones fervientes, pies en camino. Por ejemplo, el tema del octubre misionero 2021 fue Testigos y Profetas, y concluyó un camino de reflexión y formación misionera que se ha desarrollado a lo largo de los dos anteriores años, con el tema de 2019, Bautizados y enviados, que examinaba la vocación misionera como parte integrante de todos los bautizados, y el tema de 2020, Tejedores de Fraternidad, centrado en la necesidad y la voluntad por parte de los misioneros de vivir el proyecto de Jesús como discípulos que aman como Él amó.
Testigos y Profetas es una invitación a enfrentarse al mundo en que vivimos, un mundo trastornado y profundamente cambiado por muchos acontecimientos, de los cuales la pandemia es sólo el último. Precisamente en un mundo cada vez más complejo y difícil con el cual relacionarse, se hace necesario reconocer el Reino de Dios, ya presente y vivo, y convertirse en sus heraldos y profetas para llevar esperanza a los que luchan en la oscuridad, al igual que los profetas bíblicos. Una misión de anuncio del Reino de Dios, por tanto, pero también de acción práctica y concreta para hacerlo más real y tangible para quienes más lo necesitan.
Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones
Cada año el Papa escribe un mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones. En 2021, en particular, el Pontífice ha querido recordarnos que todos estamos llamados a participar activamente en la misión de amor y compasión y en el mensaje de Redención de Jesús.
“Todo en Cristo nos recuerda que el mundo en el que vivimos y su necesidad de redención no le es ajena y nos convoca también a sentirnos parte activa de esta misión” […]“nadie es ajeno, nadie puede sentirse extraño o lejano a este amor de compasión”.
El Papa Francisco recordó cómo el ejemplo de Jesús, entonces el ser testigo de las numerosas curaciones, de los actos de misericordia que dirigió hacia los pobres, los enfermos, los excluidos, haya animado a los apóstoles con una gran alegría y un deseo incontenible de hacer lo mismo. Del mismo modo, los primeros cristianos tuvieron que enfrentarse a un entorno hostil y arduo, chocando con la incredulidad y, a menudo, con la violencia, pero esto, en lugar de vencerlos, los hizo más fuertes, más determinados, capaces de convertir cada inconveniente y obstáculo en una fortaleza en su misión de evangelización.
Sobre todo, el Papa indicó que el camino a seguir es el de la compasión, el de dedicarse al prójimo, en nombre de una misión de misericordia y esperanza. “Nadie se salva por sí solo”, recordó el Pontífice, subrayando que nunca estamos solos cuando actuamos el bien en nombre de Jesús y, al mismo tiempo, recordándonos que no podemos retener al Señor sólo para nosotros. Una vez más, reclamó una mayor apertura que nos permita llegar y abrazar a todos.
El Papa concluyó su mensaje dando las gracias a los misioneros y comparando la vocación misionera con una historia de amor: “Hoy, Jesús necesita corazones que sean capaces de vivir su vocación como una verdadera historia de amor, que les haga salir a las periferias del mundo y convertirse en mensajeros e instrumentos de compasión” […] “ Vivir la misión es aventurarse a desarrollar los mismos sentimientos de Cristo Jesús y creer con Él que quien está a mi lado es también mi hermano y mi hermana. Que su amor de compasión despierte también nuestro corazón y nos vuelva a todos discípulos misioneros”.