Las funciones del Dicasterio para las Causas de los Santos

Las funciones del Dicasterio para las Causas de los Santos

Qué es y qué hace el Dicasterio para las Causas de los Santos, el órgano de la Curia encargado de los procesos de santificación y beatificación

El mundo cambia cada vez más rápido, y la Iglesia también cambia con él, adaptando sus estructuras internas a las exigencias cada vez más variadas y urgentes de la modernidad. El pontificado de Papa Francisco, por ejemplo, ha llevado a la creación de 16 Dicasterios, que gestionan los diferentes aspectos burocráticos, pero también religiosos, de la Curia Romana. Hasta hace poco, bajo el término Dicasterio se agrupaban todos los organismos de la Curia Romana. Con la constitución apostólica Praedicate evangelium del 19 de marzo de 2022, los diferentes dicasterios se convirtieron en instituciones claramente definidas que, aunque dependientes de la Curia, siguen reglamentos diferentes. Uno de ellos es el Dicasterio para las Causas de los Santos (en latín: Dicasterium de causis sanctorum).

La Congregación para las causas de los Santos

En realidad, siempre ha existido una Congregación para las Causas de los Santos, aunque con diferentes nombres. Su evolución viaja en paralelo con la emisión de las constituciones apostólicas, los actos promulgados por diferentes Papas a lo largo de la historia.

Así Papa Sixto V ya en 1588 con la constitución Immensa Aeterni Dei, había creado la Congregación de los Ritos (Congregatio pro sacri ritibus et caeremoniis), que en el marco de la Curia se encargaba de la disciplina de todo el culto litúrgico, pero también de las causas de canonización de la Iglesia católica y de la organización de las ceremonias solemnes.

En 1969 Papa Pablo VI decidió cambiar la estructura secular de la institución con la constitución Sacra Rituum Congregatio, dividiendo la antigua Congregación de Ritos en dos Congregaciones distintas: la para las causas de los Santos y la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
La constitución Pastor Bonus de 1988, bajo el pontificado de Juan Pablo II, llevó a la Congregación para las Causas de los Santos a asumir su fisonomía actual, mientras que con la constitución apostólica Praedicate evangelium promulgada por Papa Francisco en 2022 conservó la misma normativa, pero cambió su nombre en Dicasterio para las Causas de los Santos.

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Pero, ¿de qué se ocupa el Dicasterio para las Causas de los Santos?

En pocas palabras de todo lo que concierne al proceso de santificación y beatificación de todas aquellas personas que se han distinguido por su santidad de vida, hasta el punto de merecer, después de la muerte, el título de Siervos de Dios, y más tarde, eventualmente, de Venerable, Beato y Santo.
El Dicasterio se encarga también de asignar el título de Doctor de la Iglesia a aquellos Santos que se han distinguido, en vida y obras, por la reflexión teológica, la difusión de las doctrinas cristianas y la ilustración. Corresponde al Dicasterio juzgar la concesión del título de Doctor de la Iglesia a un Santo, después de haber obtenido el voto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre su eminente doctrina. (Art. 102)
Por último, los miembros del dicasterio deben verificar la autenticidad de las reliquias, restos y efectos personales que se presume pertenecieron a un Santo. El dicasterio establece el procedimiento canónico a seguir para verificar y declarar la autenticidad de las reliquias sagradas y garantizar su conservación (Art. 101)

La diferencia entre Venerable, Beato y Santo

Hemos mencionado que el Siervo de Dios es el primer paso hacia el proceso de canonización. Posteriormente él se puede convertir en Venerable. ¿Cuándo se llega a ser Venerable? Cuando los análisis realizados por el Dicasterio para las Causas de los Santos establecen que el Siervo de Dios ha mostrado en vida particulares virtudes heroicas, es decir, ha llevado a cabo las virtudes cristianas de manera heroica, o ha afrontado el martirio en nombre de su Fe, se convierte en Venerable.

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Pero, ¿cuál es la diferencia entre Venerable, Beato y Santo?

En este momento, las investigaciónes del Dicasterio continúan, incluyendo la lectura de documentos y, cuando es posible, la recogida de testimonios de aquellos que conocieron al Venerable. Si y cuando se le atribuye un milagro, un acontecimiento prodigioso de origen divino obtenido por su intercesión, el Venerable se convierte en Beato.

En cambio, el título de Santo se atribuye al Beato cuando se le atribuye un segundo milagro.

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El proceso de beatificación y santificación

Con la Beatificación, la Iglesia reconoce formalmente la ascensión de un difunto al Paraíso. Con este reconocimiento, unido al de sus virtudes terrenas, se atribuye al difunto el poder de interceder ante Dios en el Cielo. El proceso de Beatificación puede requerir un período de tiempo mayor o menor: por ejemplo, Papa Wojtyła tardó seis años en ser beato, Juan XXIII tardó treinta y siete. Un Beato sólo puede ser venerado en lugares limitados o por un grupo de fieles devotos.

Pero no todos los Beatos son también Santos. Para ser elevado al estado de santo es necesario el largo proceso de canonización, al final del cual no sólo se reconoce con certeza que el Beato está en el Paraíso, sino que se permite su veneración como Santo en la Iglesia universal. El proceso de canonización puede durar muchos años y requiere, como hemos visto, el reconocimiento de dos milagros.

El Dicasterio para las Causas de los Santos, en sus varias encarnaciones a lo largo de los siglos, siempre ha tenido que valorar los milagros verdaderos o supuestos con un enfoque no sólo espiritual, sino también médico-científico. Ya en la Edad Media había Médicos Expertos seleccionados para esta tarea, más tarde, en el siglo XVIII, recogidos en un Registro.

En 1948, nacieron por voluntad de Papa Pío XII, una Comisión de Médicos y un Consejo Médico, que en 1959 fueron unificados por Papa Juan XXIII en el Consejo Médico, que sigue activo en la actualidad.

Sin embargo, la proclamación de un nuevo santo corresponde al Pontífice, que la emite formalmente con un acto pontificio.

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