Con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación y el Tiempo de la Creación, destaca la relación de Papa Francisco con el medio ambiente y su vínculo con San Francisco de Asís
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El 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, la Iglesia celebra la conclusión del llamado Tiempo de la Creación, un periodo dedicado a recuperar la relación entre la humanidad y el mundo que Dios creó para todos nosotros. Este periodo se dedica a la oración, pero también al debate y a la acción práctica para proteger y preservar el medio ambiente, la “casa común” para nosotros y para los que vendrán. Cada año se elige un tema. Para 2023 es “Que fluyan la justicia y la paz”. Como es de esperar, un papel clave en esta iniciativa lo desempeña el pontífice, guía e inspiración para toda la comunidad. Sin embargo, la relación entre Papa Francisco y el medio ambiente, la preocupación del Santo Padre por el mundo en que vivimos, trasciende este único periodo. Quizás fue el mismo nombre que eligió Papa Bergoglio, Francisco, el que le inspiró y le impulsó a prestar tanta atención a la relación entre el hombre y la naturaleza. De hecho, en 1979 San Francisco de Asís fue proclamado santo patrón de la ecología por Juan Pablo II.
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El Tiempo de la Creación se abre el 1 de septiembre con la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación. En esa ocasión, Papa Francisco llamó la atención sobre la Encíclica Laudato Si’, que publicó el 24 de mayo de 2015, y que está dedicada precisamente al cuidado de la casa común, anunciando su intención de publicar una exhortación apostólica con ocasión de la clausura del Tiempo de la Creación en 2023 y de la Fiesta de San Francisco, que repropone los temas de esa encíclica, hechos aún más urgentes por el uso irresponsable y el abuso de los bienes que Dios creó, por parte de hombres y gobiernos sin escrúpulos.
El Papa habla de injusticia ambiental y climática, de una guerra sin sentido en curso contra nuestra casa común, una guerra global y terrible que debe ser detenida con el compromiso de todos. De las palabras del Papa se desprende que la naturaleza, el mundo que nos rodea, no es algo que deba ser explotado sin piedad y gratuitamente, sino una realidad sagrada que debe ser apreciada, como un don del Creador. Del mismo modo, el Papa, cuyo compromiso con la ecología va de la mano de la lucha contra la injusticia y las desigualdades sociales, llama la atención sobre la fragilidad de aquellas poblaciones cuya propia existencia se ve aplastada y amenazada por poderes fuertes sin escrúpulos, como los muchísimos emigrantes obligados a abandonar su tierra devastada por el cambio climático, pero también por las guerras y la miseria alimentadas por intereses económicos sin escrúpulos.
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Una invocación a la justicia, por tanto, la dirigida por Papa Francisco al mundo, y a escuchar a los jóvenes, protagonistas del mundo de mañana, más implicados que nunca en estos cambios que podrían poner en peligro su supervivencia y su futuro, como el de todas las criaturas. Por último, el Papa invoca al Espíritu Santo como guía de la humanidad en su compromiso de proteger y “renovar el rostro de la tierra”.
San Francisco y el Papa
Así escribía Papa Francisco ya en 2015 en su Encíclica Laudato Si’, hablando de San Francisco de Asís:
Tomé su nombre como guía e inspiración en el momento de mi elección como Obispo de Roma. Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el patrón de todos los que estudian y trabajan en el campo de la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Mostró una especial preocupación por la creación de Dios y por los más pobres y abandonados. Amó y fue amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Fue un místico y un peregrino que vivió con sencillez y en maravillosa armonía con Dios, con los demás, con la naturaleza y consigo mismo. En él vemos hasta qué punto la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior son inseparable.
De estas palabras destaca claramente la comunión de intenciones entre Papa Francisco y San Francisco, y cómo en la visión del pontífice la preocupación por el clima y el medio ambiente va de la mano de la preocupación por los más frágiles, las víctimas de los trastornos climáticos, pero también de las profundas injusticias sociales y políticas que dominan el mundo en que vivimos.
De nuevo en la encíclica de Papa Francisco leemos sobre su Santo homónimo:
Su testimonio nos muestra también que la ecología integral requiere apertura a categorías que trascienden el lenguaje de las ciencias exactas o de la biología y nos conectan con la esencia de lo humano. Igual que cuando nos enamoramos de una persona, cuando Francisco miraba al sol, a la luna, a los animales más pequeños, su reacción era cantar, haciendo partícipes de su alabanza a todas las demás criaturas. Entraba en comunicación con toda la creación, e incluso predicaba a las flores y «las invitaba a alabar y amar a Dios, como seres dotados de razón»[19] Su reacción era mucho más que una apreciación intelectual o un cálculo económico, porque para él cada criatura era una hermana, unida a él por lazos de afecto. Por eso se sentía llamado a cuidar de todo lo que existe.
La encíclica del Papa sobre el medio ambiente: Laudato Si’
Siguiendo hablando de la Encíclica Laudato Sì encontramos una frase que expresa perfectamente el mensaje de Papa Francisco, encarnado por San Francisco hace tantos siglos:
Si nos acercamos a la naturaleza y al medio ambiente sin esta apertura [de San Francisco] a la maravilla y al asombro, si ya no hablamos el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestras actitudes serán las del dominador, el consumidor o el mero explotador de los recursos naturales, incapaz de poner límite a sus intereses inmediatos. Por el contrario, si nos sentimos íntimamente unidos a todo lo que existe, la sobriedad y el cuidado surgirán espontáneamente.
La Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación
Cada año, desde 2003, la comunidad cristiana mundial celebra el Tiempo de la Creación, un período especial durante el cual la humanidad, guiada por la Iglesia, tiene la oportunidad de renovar su vínculo con Dios Creador y con el mundo en que vivimos. El Tiempo de la Creación comienza el 1 de septiembre, cuando se celebra la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y termina el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, patrón de la ecología.
En su mensaje en la Jornada mundial de oración por el cuidado de la Creación 2023, Papa Francisco llama a todos a una profunda transformación del corazón, de los estilos de vida y de las políticas públicas, con vistas a una conversión ecológica que ya no es sólo deseable, sino necesaria, indispensable, para la supervivencia del planeta y de la humanidad. En particular, el Pontífice subraya la necesidad de revisar y reformar las políticas públicas que afectan a la vida de las personas, especialmente de los jóvenes de hoy y de mañana.