Pascua en el arte: las obras más hermosas que representan la Pasión de Cristo

La Pascua es quizás la celebración más importante para los cristianos católicos. Por eso, a lo largo de los siglos ha sido inmortalizada por artistas de todas las declinaciones. Descubramos las obras maestras de la Pascua en el arte.

Seguir las huellas dejadas por la Pascua en el arte puede ser una manera más de prepararse para esta festividad tan única y preciosa para todos los fieles. Revivir los últimos días de la vida mortal de Jesús, su inexorable y doloroso camino hacia el último sacrificio, la Última Cena, la meditación en el huerto de Getsemaní, la Pasión, hasta la Muerte en Cruz y la Resurrección. Cada acto de esta tragedia merece ser contemplado, ofrece alimento para el pensamiento y el crecimiento espiritual. Así es hoy, así ha sido siempre, y nos lo demuestra la recurrente presencia de obras de arte inspiradas en el período pascual. Podemos decir que la propia historia del arte occidental se puede resumir en una serie de hitos entre los que los temas relacionados con la Pascua se repiten con una frecuencia impresionante. Evidentemente no estamos hablando sólo de arte ‘alto’. Hay obras inmortales, como la Piedad de Miguel Ángel, a la que hemos dedicado un artículo reciente, que representa el momento en que el cuerpo de Cristo recién bajado de la Cruz se entrega al abrazo amoroso y doloroso de su madre María, o La Última Cena, de Leonardo Da Vinci, que hemos mencionado entre las 5 cuadros sagrados e imágenes para tener en casa. Pero también existe una rica tradición ligada al arte y devoción popular. Pensamos en los Belenes Pascuales, muy comunes hoy en día, que narran los últimos días de la vida de Jesús y de su muerte, haciendo referencia a la tradición del Vía Crucis y a las representaciones sagradas del siglo XIV. La finalidad de estas formas de arte popular era siempre la misma: contar con imágenes episodios de la vida de Jesús o de la Virgen a quienes no sabían latín, difundiendo así mensajes espirituales y haciéndolos accesibles a todos.

Veamos en concreto cuáles son los temas más recurrentes relacionados con la Pascua en el arte y las 10 obras más famosas.

La Última Cena de Leonardo Da Vinci y La Última Cena de Giotto

Ya hemos mencionado la Última Cena, es decir la última comida consumida por Jesús con Sus Apóstoles, para celebrar la Pascua judía. Fue también la ocasión en que Cristo instituyó la Eucaristía, partiendo el pan y ofreciendo el vino como Su cuerpo y Su sangre a sus compañeros. Innumerables artistas a lo largo de los siglos han tratado de expresar con sus obras el dramatismo suspendido de ese episodio particular: Jesús ya sabe que al día siguiente será arrestado y enfrentará tormentos sin fin. Sabe también que será uno de sus más fieles el que lo traicionará, y lo declara públicamente, así como declara que Pedro lo negará tres veces. Un drama anunciado, que revive en los rostros y posturas de los protagonistas. Además de la Última Cena pintada por Leonardo, entre los artistas que inmortalizaron este episodio también se encontraba Giotto en su fresco homónimo en el ciclo de la Capilla de los Scrovegni de Padua. El tema siempre ha sido muy querido también por los pintores de iconos sagrados.

La Crucifixión de Giotto

La Cruz es el símbolo mismo de la religión cristiana. Contiene el misterio de la Salvación, el sacrificio extremo realizado por nuestro Señor para redimir a toda la humanidad del Pecado original. Todo Su sufrimiento, todo Su inmenso Amor. El tema de la Crucifixión también se repite en la historia del arte desde la antigüedad, tanto en la pintura como en la escultura. Pensamos en el arte gótico, en las espléndidas pinturas de Cimabue, pero también en los iconos griegos y rusos, y luego seguimos con Masaccio, Mantegna, Van Eyck, hasta llegar al arte barroco, Velázquez, Goya, Rembrandt. En particular, la «Subida al Calvario», un fresco que Giotto pintó entre 1303 y 1305, muestra toda la desesperación de los ángeles y de la Virgen, mezclando el dolor celestial con el dolor humano por el trágico acontecimiento.

El Santo Entierro de Caravaggio

El Santo Entierro, o el momento en que el cuerpo de Cristo muerto es depuesto de la Cruz y recogido de los brazos amorosos de sus seres queridos, conmovió profundamente a muchos artistas, quienes le han dado diferentes interpretaciones que se han vuelto legendarias. Pensamos en la famosa escultura de Benedetto Antelami, conservada en la Catedral de Parma, las pinturas de Beato Fray Angélico, Rubens, Caravaggio, cuyo «Santo Entierro» conservado en la Pinacoteca Vaticana hace referencia a la Piedad de Miguel Ángel, tanto por la postura de algunas figuras como por la riqueza de los detalles.

Lamentación sobre Cristo muerto de Mantegna

Incluso la iconografía del Cristo muerto, hecha famosa por Mantegna, por el impacto emocional y la perspectiva revolucionaria, o por la enigmática estatua del Cristo Velado en la Capilla Sansevero en Nápoles, ha marcado el arte sacro de todos los tiempos.

La Piedad de Miguel Ángel y Lamentación de Giotto

Por Piedad entendemos una representación particular de la Virgen que acuna en sus brazos el cuerpo sin vida de Jesús, recién bajado de la cruz.

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La Piedad de Miguel Ángel

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Tema devocional muy querido por el arte del norte de Europa desde la Edad Media, conoció su consagración con Miguel Ángel, quien transformó la rigidez de las figuras y la severidad de los rostros nórdicos en una obra maestra de dulzura y belleza renacentistas, con su Piedad vaticana, una de las obras de arte más famosas de todos los tiempos. Incluso Giotto en su fresco «Lamentación sobre Cristo muerto» pudo expresar el drama conmovedor y aterradoramente humano de María en el cuerpo de su hijo.

La Resurrección vista por Tiziano, Rafael y Rubens

La Resurrección es el momento del triunfo de Jesús, el cumplimiento de Su misión, Su victoria sobre la muerte y la oscuridad, que libra a todos los hombres de la culpa y abre las puertas del Cielo a la nueva alianza. Maestros como Tiziano, Rafael, Rubens han creado obras maestras inspiradas en el Cristo resucitado, cada uno infundiendo en su obra emociones profundas y un aflato espiritual atemporal.