El simbolismo de la cruz ortodoxa

La cruz ortodoxa es una versión particular de la cruz, que se caracteriza por algunos elementos simbólicos que la hacen única en su género. Se divide en una línea vertical atravesada por tres barras transversales. Estas barras representan de una manera estilizada, la crucifixión de Jesús: la barra más alta es la placa con la inscripción «Jesucristo Rey de los Judios» (INBI en griego, o INRI en latín), que Pilato ordenó de colocar para escarnecer el Salvador; la más baja, diagonal en la iconografía rusa, recta en la griega, el reposapiés. La inclinación de la barra inferior tiene su significado simbólico, ya que representa la ascensión de Cristo, además del concepto de que «La Cruz es la balanza de la justicia». La verdad es que la cruz ortodoxa oculta innumerables símbolos y signos ocultos, no sólo en su forma particular, pero también a menudo en las decoraciones con las que se embellece.

La figura de Jesús, por ejemplo, se representa de una manera nada al azar: no trae la corona de espinas, y está fijado en la cruz con cuatro clavos y no con tres. Su cabeza está inclinada hacia la derecha. Detrás de él, para reanudar las líneas de su cuerpo, la lanza con la que Longino traspasó el costado y la esponja con la que se apagó su sed con vinagre.

En el fondo, la ciudad de Jerusalén, la escena de la Pasión. La cruz de Jesús descansa sobre las rocas por debajo de las cuales se abre una cueva, en la que es visible el cráneo de Adán. De esta manera, se relacionan el progenitor de todos los hombres, que ha perdido la gracia y el amor de Dios por su pecado, y Jesús, la encarnación de la nueva Alianza y del perdón del Padre. En los lados de la barra que sujeta los brazos de Jesús hay el sol y la luna, y figuras de ángeles, así como muchas inscripciones que hacen referencia a las profecías y oraciones.

Es una representación de la muerte de Jesús desprovista de las connotaciones de sangre y agonía, sino expresa sacralidad, nobleza, una especie de solemne belleza.