El tapiz es una forma de arte muy antigua y presente en todas las culturas del mundo desde hace milenios. Los primeros tapices que han descendido a nosotros se remontan al antiguo Egipto, pero también se han encontrado en la América precolombina y los vestigios de los antiguos imperios de Asia.
El tapiz, entendido como una forma de arte, mezcla tanto el talento pictórico del artista que realizaba el dibujo preparatorio, o cartón, y que también podía ser un pintor de gran fama, y el artesano, que iba a realizar el verdadero tapiz y precisamente a partir de esta base.
El nombre Tapiz proviene del nombre de la ciudad francesa de Arrás, famosa en la Edad Media por su gran producción. En Europa, el arte de tapicería se desarrolló a partir del siglo XIV y alcanzó su punto máximo en el Renacimiento. Además del valor artístico, los tapices eran buscados en los castillos, las iglesias, las casas nobles, como aislantes térmicos: de hecho, colgados en las paredes, permitían calentar ambientes que, de otro modo, habrían sido demasiado amplios y fríos.
Grandes artistas como Rafael, Rubens, Goya realizaron cartones para tapices. Los temas de los cartones podían ser los más variados: desde la mitología, a la historia, la naturaleza, los temas sagrados. Los tapices religiosos se mantenían a menudo en las iglesias y se desenrollaban sólo en ocasiones especiales, como celebraciones, sino también las casas privadas no desdeñaban los tapices de tipo sagrados.
Uno de los tapices religiosos más famosos es el célebre Tapiz del Apocalipsis, un ciclo de tapices realizado al final del siglo XIV, inspirado en el Apocalipsis de San Juan, comisionado por la familia Valois y considerado patrimonio artístico francés.
Técnicamente, para realizar un tapiz es necesario un tejido de alto o bajo lizo (el lizo es la parte de tejido que sirve para mover los hilos de la urdimbre), un cartón de base, hilos de colores, cada uno conectado a un carrete diferente, peines para uniformar la trama, tijeras. En primer lugar se realiza, a partir del cartón, la urdimbre, que servirá como base del tapiz. Para la urdimbre por lo general se utiliza el algodón torcido, mientras que en el pasado se utilizaban lino o lana. La trama, que es el diseño real, se realiza de lana o de seda, a veces mezcladas entre sí mismas. En los tapices modernos también se utilizan viscosa y fibras sintéticas. La creación de un tapiz requiere la presencia y participación de diferentes artesanos, cada uno especializado en un campo específico: pintores, tejedores, modistas. Es una práctica compleja y laboriosa, pero todavía capaz de producir obras de gran belleza y valor.