Iconos sagrados: verdaderas expresiones de religiosidad, obras simbólicas que trascienden el arte. Pero ¿cómo se pintan? Descubramos el temple de huevo
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Gran parte del profundo simbolismo que impregna los iconos sagrados deriva de los colores con que están pintados. En efecto, cada color de la iconografía cristiana tiene un significado preciso, codificado a lo largo de los siglos, transmitido de generación en generación por los artistas de los antiguos iconos sagrados y válido aún hoy para los autores de iconos pintados a mano. Así, el blanco es una expresión de la Luz Divina; el azul ultramar simboliza a Dios; el rojo oscuro simboliza la humanidad, el rojo brillante simboliza la belleza; el negro simboliza la muerte y el mal. Pero ¿cómo se aplicaban estos colores? ¿Y cómo se siguen utilizando hoy en día en el mundo los iconos sagrados hechos a mano? El secreto de los iconos religiosos reside en el temple de huevo.
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¿Qué es el temple de huevo?
Fue en el mundo bizantino, cuna del culto a los iconos, donde nació la técnica del temple de huevo. Luego, este sistema de mezcla de colores se extendió por todo el Mediterráneo y alcanzó su apogeo en el Renacimiento, donde fue utilizado por todos los grandes maestros hasta la aparición de la pintura al óleo. Posteriormente fue retomado por algunos pintores en el siglo XIX.
Existían varios métodos para producir el color para la pintura al temple: el más clásico, aún en uso hoy en día, consiste en mezclar yema de huevo con colores, normalmente pigmentos en polvo de origen mineral, vegetal o animal, en la medida de 1 parte de polvo, 1 parte de agua y 1 parte de huevo. Pero había sistemas más fantasiosos, como batir la yema con ramas de higuera cortadas, de las que salía la característica «leche», que reaccionaba químicamente con el huevo, retrasando el secado de los colores en fase de aplicación y favoreciendo la coagulación. El temple al huevo resulta más denso y maleable que las demás témperas, por lo que es adecuado para trabajos muy precisos.
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La técnica pictórica del temple de huevo en los iconos sagrados
Entre las técnicas pictóricas, la del temple de huevo es muy antigua, y ya contiene en sí elementos simbólicos y espirituales. Después de todo, los iconos sagrados rusos y griegos esconden un significado simbólico en cada uno de sus elementos, desde el soporte hasta el color, las técnicas utilizadas y el resultado final completo. En el caso de la pintura al temple de huevo vemos la yema, que simboliza la vida oculta y lista para nacer, pero también a Cristo que resucita de entre los muertos, mezclado con el vino blanco, que en la celebración eucarística se convierte en la manifestación de Cristo y de la Alianza. Esta emulsión se utiliza después para disolver los pigmentos en polvo, que componen los colores, cada uno con su propia simbología, como hemos mencionado, a veces con la adición de una esencia perfumada, para disimular el olor desagradable de la mezcla. Incluso en el perfume hay un valor simbólico, que alude a la unción de Jesús.
El Huevo como símbolo de la Pascua
Un simbolismo de los más antiguos que se pueden contar, une innumerables culturas y religiones desde la noche de los tiempos.
Un simbolismo que trasciende la materia, por lo que cada detalle tiende a expresar un concepto, un significado superior. No es casualidad que hayamos definido al creador de iconos más como un escritor que como un pintor, capaz de tejer toda su obra con mensajes espirituales escondidos, y un icono sagrado como una misión teológica antes que artística. Gracias a la pintura al temple de huevo, la vida entra en el color, y con ella la Palabra de Dios.
También la iconografía de los santos, cada uno representado con sus atributos, símbolos, vestimentas y colores, es deudora de esta técnica pictórica.
En la pintura de iconos, los colores obtenidos a partir de pigmentos naturales y mezclados con yema de huevo se mezclaban después con albayalde u hollín para obtener matices. El volumen de las formas se definía utilizando primero las tonalidades más oscuras y, gradualmente, las más claras. Por último, el cuadro se recubría con un barniz transparente que lo protegía y enfatizaba los colores.
Las reglas que definen la elaboración de los iconos se recogen en manuales especiales, las hermeneia, a los que el iconógrafo debe atenerse de manera precisa.
El Huevo como símbolo de la Pascua
La mera mención de ellos evoca sugerencias exóticas y fascinantes, una forma de vivir la religión sólo aparentemente lejas de la moderna.
Temple de huevo: receta
¿Quieres probar a preparar el temple de huevo en casa? Consigue un huevo, vinagre de vino y un poco de agua.
Primero separa la yema de la clara, asegurándote de que no queda ni un poquito. Para ello, puedes ayudarte con papel de cocina. Deja caer la yema dentro de un recipiente, retirando con cuidado la piel que la envuelve. Añade el mismo volumen de agua y unas gotas de vinagre de vino. Remueve hasta obtener una emulsión uniforme. El vinagre mantendrá la mezcla fluida durante más tiempo.
Ahora coge los pigmentos para diluirlos y ¡deja volar tu creatividad!