Las Carmelitas descalzas son monjas cuya vida está consagrada a Dios por los votos solemnes. La orden fue fundada en 1560 por un grupo de monjas recogidas alrededor de Santa Teresa de Jesús, figura carismática de mujer y religiosa, que quería dar nueva vida a la orden carmelita restablecimiento las antiguas reglas y reformando las opciones de vida. En parte tomó su inspiración de la reforma realizada por Pedro de Alcántara en la orden franciscana.
Las Carmelitas descalzas son monjas de clausura y se dedican principalmente a la oración contemplativa. La espiritualidad de la orden es fuertemente deudora de la figura de María, a la cual se dirige como ejemplo de vida en comunión y devoción. La vida de las Carmelitas Descalzas está ligada a horarios y actos específicos, que marcan el tiempo litúrgico y el trabajo dentro de la casa, el jardín, el huerto. Ellas están obligadas a mantener siempre un clima de silencio y oración.
En algunos monasterios las Carmelitas descalzas producen deliciosas mermeladas y otros productos hechos de cultivos y huertos. Estos productos, que se venden en la tienda del monasterio o se distribuyen en algunas tiendas italianas, contribuyen al mantenimiento y gestión del monasterio mismo. La selección de excelentes materias primas y el procesamiento tradicional y natural garantiza para las mermeladas y los otros productos una excelencia probada y una amplia gama de sabores para satisfacer incluso a los paladares más exigentes.
Las mermeladas de las Carmelitas descalzas se producen con cuidado de acuerdo con las antiguas recetas. La fruta se recoge, se trata y se deja cocer con métodos artesanales para un resultado sabroso y genuino. Las confituras, las mermeladas, y las compotas de frutas de las Carmelitas descalzas son el resultado de un método de trabajo tradicional. Se producen de manera responsable, sin la adición de aditivos y son 100% naturales. Una delicadeza saludable y genuina que lleva de vuelta a los sabores antiguos y preciosos.