En Suecia, la Navidad parece aún más mágica. Tal vez, porque el invierno aquí es más frío, más oscuro y es necesario idear algo para calentar el cuerpo y los corazones. Quizás, solamente porque las tradiciones observadas en este país son tan sugerentes y arraigadas para transfigurar la realidad misma, transformando las calles y las casas en lugares realmente especiales y encantados, durante todo el tiempo de la fiesta.
Todo esto son los mercadillos de Navidad de Estocolmo y Gotemburgo: lugares de absoluto encanto. En Gotemburgo, en particular, la ciudad se ilumina en todos los aspectos, iluminada por millones de decoraciones brillantes que decoran las calles de la ciudad, las fachadas de las casas, combinando tradición e innovación en un resplandor de efectos coloridos y pintorescos. Los mercadillos navideños de Gotemburgo son variados, desde el más tradicional del distrito de Haga hasta el de Kronhuset, con vendedores en trajes tradicionales. Los productos artesanales son siempre los más populares, como los alimentos tradicionales, los dulces, las decoraciones para el hogar, las velas.
En Estocolmo se empieza a celebrar pronto. De hecho, los suecos son muy devotos de Santa Lucía y desde finales de noviembre, la ciudad celebra su Santa, incluso antes de que venga la Navidad. Los conciertos instrumentales y corales se suceden en iglesias y calles, iluminadas y decoradas festivamente, y en los restaurantes y los locales se sirven alimentos típicos de Navidad. Aquí también se da gran importancia a los mercadillos de Navidad, organizados no solamente en las plazas y calles, sino también en algunos de los edificios históricos más antiguos e importantes de la ciudad, como la que tiene lugar en el corazón de la Ciudad Vieja, o en el patio del Palacio Real.
Además, cerca del Palacio Real se encuentra un suntuoso árbol de Navidad, uno de los más grandes del mundo. La ciudad entera parece estar atravesada por un alegre y colorido fermento, por música y canciones, por aromas especiados y sabores embriagadores, por niñas y niños vestidos de blanco que, con coronas de velas en la cabeza, cantan himnos navideños para quien quiera escuchar. ¡La atmósfera de fiesta es realmente contagiosa y mágica!