La creación del pesebre es un momento de gran creatividad, que pone a prueba la imaginación y la capacidad de proyección de quienes lo fabrican. Sobre todo, si eligen un pesebre hecho en casa, en el que cada aspecto de la escenografía sea el resultado de una iniciativa personal, de opciones dirigidas a obtener un resultado único y preciso, incluso el detalle más pequeño se vuelve importante.
En este caso, entonces, estamos hablando de un elemento que ciertamente no puede considerarse contorno, sino que se eleva a un papel determinante para el resultado final que queremos lograr: estamos hablando del fondo del pesebre.
Existen varias soluciones para crear el fondo ideal, el telón de fondo sobre el que organizaremos las estatuillas que darán vida a nuestra reconstrucción personal de la Natividad. Alguien opta por un cielo estrellado simple, obtenido por medio de una tela índigo en la que se hacen pequeños agujeros con un alfiler y detrás de los cuales se colocan las luces.
Pero hay alternativas efectivas y menos laboriosas. Los papeles lisos o ásperos, porosos o engrasados que reproducen el cielo estrellado, quizás con la estrella de belén que se dirige hacia el centro, son asequibles y fáciles de colocar contra la pared que albergará el pesebre. Se venden en hojas o rollos que se pueden desenrollar y aplicar fácilmente.
Una alternativa muy efectiva es la de los paisajes, generalmente árabes, con palmeras, minaretes, desiertos y oasis cubiertos por la luz de la luna, pero también paisajes de montaña, colinas y alturas nevadas, pequeños pueblos con techos afilados cubiertos por un manto blanco y un baile de copos de nieve que actúa como contrapunto a las estrellas. Este tipo de fondos de paisaje también están disponibles en cartón y en la versión ‘tríptico’, es decir, con la imagen dispuesta en tres paneles conectados, que terminan encerrando todo el pesebre en un marco casi tridimensional.
Más simples y abiertos a nuevas personalizaciones son los paneles de corcho simples, que recuerdan la roca o los elementos de mampostería en relieve, para un mayor realismo y un efecto ‘rústico’ de innegable efectividad.