¿Quién es Benin, el pastor durmiente? - Holyart.es Blog

¿Quién es Benin, el pastor durmiente?

¿Quién es Benin, el pastor durmiente?

Entre los innumerables personajes que animan en el pesebre napolitano, hay algunos cuyas historias se transmiten en una tradición muy sugestiva y fascinante.

El pesebre napolitano, más que cualquier otro, está hecho de símbolos encarnados por hombres y mujeres, figuras características de gente encargada en la personificación de leyendas que a menudo trascienden la religión, hundiendo sus propias raíces en realidades mucho más antiguas.

En el caso de Benin, el pastor dormido en una cueva en el borde del mismo pesebre, el significado religioso se entrelaza indisolublemente con un sentido del mágico más antiguo. La figura de Benin proviene de lo que se dice en las sagradas escrituras: «Y los ángeles dieron el anuncio a los pastores durmientes».

Benin se suele representar como un pastor joven, poco más que un chico. Su sueño simboliza la juventud, la inmadurez del espíritu, además de la niñez del cuerpo. No sólo es un estado fisiológico, sino una condición del espíritu de inconsciente tensión hacia algo de grande e irreparable que tiene que suceder. En esta acepción el despertar es considerado como un renacimiento, la inevitable transición a la edad adulta, sino también la revelación de lo sagrado representada por la Natividad y la transición a una nueva vida más madura y consciente. Una especie de sueño iniciático, entonces, que parece reconectarse con antiguos ritos de pasaje, a los cuales la experiencia cristiana ha infundido un valor simbólico aún más grande.

Pero Benin también es famoso porque se dice que es el que sueña con el pesebre del cual es el protagonista. Una imagen que posee una fuerte esencia filosófica, además de una simbología profunda. El sueño no es sólo el preludio de la evolución del alma, sino es un acto de creación en sí mismo, una especie de preparación del escenario en el cual se manifestará el milagro de la Natividad y con eso el renacimiento espiritual del individuo. Un equilibrio frágil y delicado, como es en la naturaleza de los sueños.

Benin duerme y en su sueño se realiza una vez más el milagro de la Navidad. Su despertar representa un nuevo final, un nuevo inicio para todos.