San José, símbolo de todos los padres. Papa Francisco le dedicó el 2021. Pero hoy hablamos de un aspecto inusual que le concierne: la flor de San José
Muchas palabras se dedicaron a expresar la importancia de San José, padre putativo de Jesús, patrono y protector de la Iglesia universal, símbolo de los trabajadores. Hoy nos enfocamos en un atributo un poco inusual que se refiere a este santo tan importante. Quizás no todo el mundo sepa que hay una flor de San José, y que esa misma flor encabeza el escudo del Papa Francisco. Es una flor de nardo.
Pero, ¿por qué se atribuyó a San José esta flor hermosísima, de olor intenso y dulce? ¿Y por qué el Sumo Pontífice lo quiso en su emblema, junto a la tiara y las llaves cruzadas, símbolos del poder papal, el sol radiante que representa a Jesús y la estrella símbolo de la Virgen María?
De todos es conocida la particular devoción del Papa Francisco hacia San José. El Papa no sólo lleva consigo una estatuilla de un san José durmiendo desde los tiempos del seminario, al que asegura pedir consejo a través de papelitos, sino que fue decisión suya proclamar 2021 año de san José, a través de la Carta Apostólica Patris corde “Con corazón de Padre”. De esta manera el Pontífice quiso reconocer el valor de las personas sencillas, humildes, que sin embargo se dedican todos los días a ayudar a los demás, como este carpintero que dedicó su vida a proteger a su joven esposa y a un Hijo que no era suyo.
Volviendo a la flor de San José, mientras que en la iconografía más común se suele representar a San José con una vara de la que brotan lirios, símbolo de la pureza de la Virgen, en la iconografía sacra de los países hispanos se suele representar a San José representado con una rama de nardo en la mano. El nardo es una planta de la familia de las valerianas, originaria de las grandes tierras altas de Asia central, pero muy extendida en variedades particulares en México y América Central. Sus flores tienen forma de espigas blancas o rosadas. De estas flores obtenemos un aceite muy fragante considerado de gran valor desde la antigüedad, utilizado como incienso: el aceite de nardo. Se obtiene aplastando y destilando el contenido del rizoma, órgano de acumulación de nutrientes de la planta, que le permite sobrevivir durante mucho tiempo incluso en condiciones climáticas hostiles. El aceite de nardo siempre se ha utilizado como aceite de masaje por sus propiedades calmantes, pero también por su poder antiséptico. Calma el alma inquieta, baja la presión arterial, favorece la respiración regular, y por eso todavía hoy se utiliza mucho en aromaterapia, para perfumar las habitaciones y crear un ambiente agradable y relajante.
Aceite de nardo de Jerusalén: descubramos los beneficios de este ungüento antiguo
¿Cuál es la historia del aceite de nardo de Jerusalén?
Este fluido ambarino y extremadamente aromático obtenido del nardo siempre se ha considerado sagrado, y a menudo aparece también en la Biblia, desde el Cantar de los Cantares, como símbolo de amor sin límites, hasta los Evangelios, como símbolo de amor divino. Fue usado por una mujer, quizás María Magdalena, quizás María de Betania, para ungir la cabeza y los pies de Jesús. El aceite precioso le costó a la mujer trescientos denarios, y de esto fue reprochada cuando involuntariamente rompió la vasija que lo contenía, pero en este episodio se quiso leer una anticipación profética de la muerte de Cristo y, en el preciosísimo aceite vertido, el símbolo de Su amor, un amor que es fiel hasta dar la vida, tan inmenso que llega al extremo sacrificio, tan precioso que se esparce en el mismo momento en que se derrama.
La Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén también se inspira en este particular episodio de la unción de Jesús por parte de la mujer: como ella ungió el cuerpo del Salvador, la orden cuida y protege a la Iglesia, Cuerpo de Cristo. No es casualidad que el aceite de nardo haya estado siempre entre las once hierbas utilizadas para el incienso aromático en el Templo de Jerusalén.
Qué simboliza el nardo
La flor de nardo vinculada a la iconografía de San José es muy diferente a la que vemos en el escudo del Papa Francisco: el primero, que aparece en estampas e imágenes sagradas, ya está en plena floración y recuerda mucho a un lirio, mientras que el del escudo del Papa parece más un racimo de uvas. Quizá el Papa quiso expresar así no sólo su devoción por San José, sino también su esperanza por algo bueno que está por venir, una esperanza por el mundo que aún está por abrirse, florecer, como una flor.
Además, la atribución del nardo a San José también está ligada al momento del florecimiento de esta flor. San José siempre se representa con una vara floreada en la mano porque, según la tradición, alguien se burló de él al descubrir que María estaba embarazada pero no de él, y lo desafió: si realmente hubiera sido un ángel, su vara debería haber florecido. Y así sucedió. Según otra tradición, fue precisamente el florecimiento de la vara la señal milagrosa con la que el Cielo indicó a los sacerdotes quién debía ser el soltero a elegir como esposo de María.