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Los símbolos de los evangelistas y su significado

Los símbolos de los evangelistas y su significado

Hombre alado, buey, león y águila. Los símbolos de los Evangelistas han recorrido la historia del arte sacro y de la teología durante siglos. He aquí cómo surgieron y por qué se les atribuyeron

Con tetramorfo, término de origen griego que desde la noche de los tiempos designa una representación iconográfica compuesta por cuatro figuras o elementos, se indica una imagen compuesta por cuatro símbolos que se remontan a los cuatro evangelistas: un hombre alado (Evangelio de Mateo), un león (Evangelio de Marcos), un toro o becerro (Evangelio de Lucas) y un águila (Evangelio de Juan). El primero en definir los que se convertirían en los símbolos de los Evangelistas fue Ireneo de Lyon. Obispo, teólogo y Padre de la Iglesia, interpretó la visión descrita por el Profeta hebreo Ezequiel en el Antiguo Testamento (Ezequiel 1,10), que él mismo tuvo en 593 a.C. durante su deportación a Babilonia. Ezequiel relató que vio una gran nube rodeada de resplandores y en medio de esa nube cuatro criaturas, luego identificadas como querubines, dotadas de cuatro alas. Una de las figuras tenía cara de hombre, otra de león, otra de becerro y la última de águila, y se encontraban a los pies del Trono de Dios, que probablemente ayudaban a mover gracias a unas ruedas colocadas junto a cada una de ellos.

San Ireneo, en su obra Adversus Haereses, introdujo la idea de un Evangelio tetramorfo, o cuadriforme. Para él, los cuatro seres alados vistos por Ezequiel son identificables con los serafines que, según Isaías (Isaías 6, 3), ocupan los escalones superiores de las jerarquías angélicas, pero también simbolizan los cuatro Evangelios canónicos, verdaderos pilares espirituales de la Iglesia y del mundo entero. A cada Evangelista San Ireneo asigna un símbolo específico, refiriéndose también al Apocalipsis (Apocalipsis 4,6-8) donde de nuevo se describen los «cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás» colocados a los pies del Trono de Dios, «el primer ser viviente es semejante a un león, y el segundo ser viviente es semejante a un becerro, y el tercer ser viviente tiene cara como de hombre, y el cuarto ser viviente es semejante a un águila volando«.

Cada uno de los cuatro Evangelios se centra en un aspecto particular de la figura de Cristo:

  • Evangelio de Mateo (hombre, o ángel): Su Encarnación;
  • Evangelio de Marcos (león): Su potencia ganadora (la Resurrección);
  • Evangelio de Lucas (toro, buey o becerro): Su sacrificio (la Pasión);
  • Evangelio de Juan (águila): la efusión del Espíritu Santo (Pentecostés).

San Mateo, apóstol, evangelista y mártir

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Según Ireneo, ya desde el prólogo de los respectivos Evangelios es posible deducir el símbolo de cada Evangelista, el núcleo del cuádruple mensaje evangélico y el aspecto particular de Cristo enfocado en ese texto.

San Jerónimo también recupera la simbología identificada por Ireneo aplicándola no sólo a cuatro aspectos de la figura de Jesús, sino también a cuatro fases de Su vida mortal. Según Jerónimo Cristo:

  • nació como hombre (Encarnación, hombre alado, Evangelio de Mateo);
  • murió como un becerro sacrificado (Pasión, toro, becerro, Evangelio de Lucas);
  • resucitó de la muerte con la fuerza de un león (Resurrección, león, Evangelio de Marcos);
  • voló al cielo como un águila (Ascensión, águila, Evangelio de Juan).

A lo largo de los siglos, otros estudiosos y hombres de fe han examinado a los evangelistas y sus símbolos, definiendo diferentes secuencias y combinaciones entre ellos. De hecho, el tetramorfo, un tipo de representación iconográfica compuesta por cuatro elementos ya presente en la simbología de origen mediooriental (basta con pensar en los espíritus protectores que vigilaban los palacios reales babilónicos), ha sido ampliamente utilizado en la iconografía cristiana y el arte sacro.

Y no sólo eso. Los símbolos de los cuatro evangelistas determinan también el orden en que los Evangelios están paginados, tanto en los códices antiguos como en las ediciones modernas de la Biblia, que siguen el orden codificado por Ezequiel: hombre (Mateo), león (Marcos), buey (Lucas), águila (Juan).

San Mateo Evangelista

El Evangelio de Mateo se abre con la lista de los antepasados de Jesús, la lista de hombres y, a continuación, el relato del nacimiento de Jesús y de Su infancia. Según algunos estudiosos de la Biblia, habría sido el primero en escribirse y habría servido de punto de partida para los evangelios de Marcos y Lucas, mientras que, según otros, está tomado en gran parte del Evangelio según Marcos.

Ciertamente, el Evangelista Mateo se detuvo largamente sobre la vida de Jesús Hombre, partiendo de Su genealogía y poniendo énfasis en Su historia humana. Por eso se le asoció con la figura del tetramorfo con rostro de hombre, o de ángel, donde el ángel simboliza ya en sí mismo la unión entre el aspecto humano y la naturaleza ultraterrena.

San Marcos Evangelista

El Evangelio de Marcos comienza, en cambio, con Juan el Bautista, el que asumió sobre sí la misión de preparar la llegada del Mesías. Vestido con pieles, profundamente investido en su papel, es fácil imaginar a Juan el Bautista como un león con una voz tan poderosa como un rugido, que anuncia que el Tiempo está llegando. En la Edad Media, el león era símbolo de justicia. Su cabeza majestuosa indicaba la naturaleza divina, su cuerpo y sus patas la humana. El Evangelista Marcos ignora la infancia de Jesús, pero también se detiene mucho en la Pasión, y muchas obras de arte relacionadas con este episodio se inspiraron en su Evangelio.

San Lucas Evangelista

El Evangelio de Lucas se abre con un sacrificio: Zacarías, esposo de Isabel, pariente de la Virgen María, sacrifica un buey a Dios. Entonces tiene una visión en la que se le revela que su mujer será madre de un niño, al que tendrán que dar el nombre de Juan. Ese niño se convertirá en el Bautista.

Desde el principio comprendemos cómo el Evangelista Lucas enfoca la atención sobre el tema del sacrificio, no sólo el de Cristo, sino también el de María, en cuya historia Lucas se detiene ampliamente.

San Juan Evangelista

Del Evangelio de Juan podemos intuir que este Evangelista era el predilecto entre los apóstoles que seguían a Jesús. Texto profundamente místico, su Evangelio está impregnado de espiritualidad, poco vinculado a los acontecimientos humanos, pero mucho a su significado más profundo y religioso. Ya en el prólogo de su Evangelio, Juan se detiene en el concepto del Verbo, la Palabra de Dios, capaz de arrebatar las tinieblas. Se creía que el águila podía mirar al sol sin quedar cegada por éste, y por esta razón a San Juan, que quiso mirar en lo profundo a Dios, se le atribuyó este símbolo.

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