También había varias mujeres entre los discípulos. Conocemos mejor a María Magdalena, la apóstola que dejó todo para seguir a Jesús.
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Santa María Magdalena o María de Magdala, es un personaje que aparece en los Evangelios, pero que a lo largo de los siglos ha asumido un papel cada vez más articulado y gozado de una controvertida fama. Patrona de los penitentes, es conmemorada por las Iglesias de Occidente y Oriente como una de las discípulas más cercanas a Jesús, ligada a él por una relación profunda y un vínculo privilegiado en algunos aspectos incluso superior al de los 12 apóstoles. No por casualidad, fue Ella la primera a la que se le apareció Cristo Resucitado la mañana de Pascua, y se dirigió a ella llamándola por su nombre.
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En el día dedicado a ella, el 22 de julio, el Misal Romano ofrece como primera lectura un pasaje del Cantar de los Cantares, que expresa todo el amor de María Magdalena y su angustia por no encontrar a Jesús en el sepulcro.
«Así dice la esposa:
En mi lecho, por las noches, he buscado
al que ama mi alma;
Lo busqué, pero no lo hallé.
Me levantaré ahora, y andaré por la ciudad;
por las calles y por las plazas;
buscaré al que ama mi alma.
Lo busqué, pero no lo hallé.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije:“ ¿Han visto al que ama mi alma?”.
Apenas los había pasado,
cuando hallé al que ama mi alma» (Cantar de los Cantares 3,1-4a).
Pero, ¿quién era realmente esta mujer que vivió junto a Jesús en el breve tiempo de su misión mortal, y que lo acompañó hasta la Cruz y más allá, viviendo desde lejos el tormento de la Pasión, fiel, atenta, animada por un amor inquebrantable?
Historia de María Magdalena
En los Evangelios aparecen tres mujeres cercanas a Jesús, además de María, Su madre: María de Betania, su hermana Marta (ambas eran hermanas de Lázaro) y María Magdalena. En el pasado ha ocurrido que estas tres figuras femeninas se confundían, se superponían, y que se atribuían las características de una a la otra, muchas veces con una interpretación completamente errónea.
María Magdalena, la «penitente», nació en Magdala, un pueblo de pescadores en el Lago de Tiberíades, y esto explica por qué también se la llamaba María de Magdala. El apodo de «Magdalena» le pudo haber sido asignado posteriormente tanto por su procedencia como en reconocimiento a su fervor y tenacidad con que permaneció al lado del Maestro hasta el final. De hecho, Magdalena deriva del hebreo magdal, «Torre».
Pero María Magdalena también es conocida como «apóstola entre los apóstoles» porque fue la primera en anunciar la Resurrección a los demás apóstoles de Jesús, y «evangelista», como portadora de la Buena Nueva.
Cuenta la tradición que María Magdalena comenzó a seguir a Jesús después de que Él la liberó de «siete demonios». Como muestra de gratitud por haberla salvado, María Magdalena ayudaba a Jesús con sus bienes, al igual que Susana y Juana, como una de las mujeres que ayudaban a Jesús con sus bienes: «Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres a quienes había liberado de espíritus malignos y de otras enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que Jesús había hecho salir siete demonios; Juana, la mujer de Cusa, administrador de Herodes; Susana y muchas otras. Todas ellas ayudaban con sus propios recursos a Jesús y sus discípulos» (Lucas 8,2-3).
Juan nos la muestra bajo la Cruz junto con la Virgen María y San Juan, y este estar al lado de la dulce madre de Jesús y su apóstol predilecto nos hace comprender cuán grande era el amor que unía a Cristo con María Magdalena: « Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofás, y María Magdalena» (Juan 19,25-27).
Después de la muerte y Resurrección de Jesús, María Magdalena quizás se fue a vivir a Éfeso, al igual que María, madre de Jesús, y Juan.
¿Era María Magdalena una prostituta?
Aunque la tradición popular ha querido durante siglos atribuirle esta profesión, de la que luego se liberaría para redimirse y seguir a Jesús, estudios más recientes han concluido que María Magdalena no era una prostituta. Esta creencia es el resultado de varios malentendidos que se han ido arrastrando a lo largo del tiempo, hasta el punto de dar una visión distorsionada de esta figura. Por un lado, la historia de los «siete demonios» que Jesús habría sacado de María Magdalena, por otro lado, su errónea identificación con la pecadora anónima que lavó los pies de Jesús con lágrimas y aceite perfumado en casa del notable Fariseo y los secó con su cabello (Lucas 7, 36-50).
María de Betania, hermana de Marta y Lázaro, también ungió los pies de Jesús con un aceite caro y los secó con su cabello, desatando la ira de Judas (Juan 12, 1-8) y una vez más la figura de María Magdalena se superpone y se confunde con esta otra María. ¡Después de todo, en algunos textos apócrifos se la confunde hasta con la Madre de Jesús!
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Evangelio de María Magdalena
Hemos escrito que María Magdalena fue «apóstola de los apóstoles» y también «evangelista». Y, en realidad, existe un Evangelio de María Magdalena. Forma parte de los evangelios apócrifos y es un evangelio gnóstico, es decir uno de los textos elaborados por los filósofos-místicos de Alejandría en Egipto, alrededor del siglo II, teóricos del gnosticismo cristiano. Según los gnósticos, la salvación del hombre pasa por la comprensión de que él es imperfecto, al igual que el mundo en que vive, pero Dios es perfecto y eterno, y ha enviado sus emanaciones al mundo, Cristo y Sofía (el Espíritu Santo), en las personas de Jesús y María Magdalena. En el Evangelio de María Magdalena, en efecto, se da un amplio espacio a la importancia de esta última, la discípula predilecta del Señor, en el gran plan divino, tanto que, sólo a ella, el Altísimo habría confiado su enseñanza superior.
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Entonces María se levantó, los saludó a todos y dijo a sus hermanos:
“No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su Gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho hombres”.
Dicho esto, María convirtió sus corazones al bien y comenzaron a comentar las palabras del Salvador.
Pedro dijo: “María, hermana, nosotros sabemos que el Salvador te apreciaba más que a las demás mujeres. Danos cuenta de las palabras del Salvador que recuerdes, que tú conoces y nosotros no, que nosotros no hemos escuchado”.
María respondió diciendo: “Lo que está escondido para vosotros os lo anunciaré”.
Magdalena: significado del nombre y onomástica
La onomástica de Magdalena cae el 22 de julio, día en que tanto la Iglesia Católica como la Ortodoxa recuerdan a Santa María Magdalena. Proviene del griego bíblico Μαγδαλήνη (Magdalene), “habitante de Magdala” pero también del arameo magdal, «Torre». Magdala era un pueblo de pescadores y también era conocida como la «torre de los peces». Muy difundido desde la Edad Media, entre las variantes también se encuentra Magda.