La Virgen María ha sido, desde siempre, la madre bondadosa y dulce que acoge, protege y acompaña a cada cristiano en su peligroso camino.
La Virgen de Medjugorje, en particular, nos guía hacia la Paz, mostrándonos el camino de la fe, hecho por cotidianos actos de devoción y amor.
Por esta particular vocación, la Virgen de Medjugorje es llamada también Reina de la Paz.
Las “Cinco Piedras”, o sea, los cincos instrumentos proporcionados por la Virgen de Medjugorje a los videntes de Medjugorje en los años pasados para luchar contra el mal, son:
– Rezar cada día el Rosario, la más humilde de las oraciones, pero la más cercana al corazón;
– Si tiene salud, ayunar todos los Miercoles y Viernes. Los ancianos y los enfermos, por otro lado, pueden sustituir el ayuno con una obra de devoción a la Virgen de Medjugorje;
– Leer la Biblia todos los días;
– Confesarse, por lo menos una vez al mes;
– Recibir la Eucaristía, mejor si todos los días
A quien respeta y realiza estos preceptos, la Virgen de Medjugorje garantiza la salvación en virtud de su especial intercesión ante Dios.
Además, la Virgen de Medjugorje reveló a los videntes “diez secretos”, que serán comunicados al mundo en circunstancias particulares a su debido tiempo.
La Virgen de Medjugorje, Reina de la Paz, es un símbolo de esperanza para miles de fieles, que recurren a ella llenos de confianza, seguros de encontrar protección y un diálogo directo con Dios.
Muchímos responden a su llamada a la conversión y a la santidad, algunos rezando a ella con devoción, mientras que otros van de peregrinaje a Medjugorje, en Bosnia y Herzegovina.
Gracias a los muchos signos milagrosos acontecidos por su intercesión, además, la de la Virgen de Medjugorje es una de las imágines más queridas del mundo. Estos milagros no solo se manifiestan en el exterior, sino también en el alma de los fieles, cambiándolos para siempre.